El grado en el que la creación cumple su función, es decir, el grado en el que la creación es poderosa y genera el efecto deseado, es el grado en el que la creación surge de tu yo y a la vez de “no-yo”, es decir, de algo que transciende tu yo.
Considera las pinturas de Da Vinci y las sinfonías de Chopin. Al preguntar a sus autores, apuesto a que dirían que ellos tuvieron todo que ver con el poder de sus obras, y que a su vez ellos no tuvieron nada que ver con sus cualidades excelentes.
Otro punto, esta vez pragmático, es el siguiente: la creatividad que surge de forma libre y poderosa está inicialmente libre de juicio crítico. Al comienzo, el objetivo es poner sobre el papel una visión cruda de lo que quieres crear y a partir de ahí, tu visión irá aclarándose con cada intento sucesivo. El proceso creativo requiere suspender todo tipo de crítica de tal manera que dé espacio para que la creación “fluya” a través de ti desinhibida. Esto además puede aplicarse a lo largo del proceso creativo, no sólo al principio.
Cuando todo está dicho y hecho, sin embargo, ser creativo es incompatible con seguir o limitarte a consejos, fórmulas y técnicas sobre creatividad. El truco está en crear tu propia fórmula, así que explora qué es la creatividad y qué requiere de uno.
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